Los VANT, vehículos aéreos no tripulados, más comúnmente conocidos como drones, han demostrado sobradamente su utilidad y eficacia en muy diferentes campos. Empezaron a ser empleados en las últimas décadas del siglo XX con objetivos militares. En la actualidad se ha extendido su uso en el ámbito civil, e incluso recreativo, con sorprendentes resultados.
El desarrollo tecnológico ha convertido a los drones en herramientas muy versátiles. Una de las principales ventajas de estos aparatos es su precisión en la obtención y transmisión de imágenes, gracias a la integración de diferentes técnicas fotográficas en su manejo. Dependiendo de cuál sea nuestro objetivo necesitaremos seleccionar un tipo de cámara u otra. Cámaras multiespectrales, termográficas, pancromáticas… Saber cuál es mejor según el tipo de trabajo, ayudará a que tus proyectos salgan perfectos.
Tipos de cámaras para drones
- Pancromáticas. Las imágenes pancromáticas se suelen capturar a una resolución más alta que las bandas multiespectrales de los satélites. Es una fuente de información fundamental para muchas aplicaciones SIG. También para la interpretación y el análisis básicos.
- Multiespectrales. Cuentan con sensores que miden la luz más allá del espectro visible al ojo humano. El valor de estas mediciones es de gran utilidad, especialmente en sectores como o el forestal o la agricultura de precisión. A partir de las imágenes multiespectrales que captan este tipo de sensores se pueden calcular diferentes índices y conocer el estado de salud y bienestar de la vegetación en una localización y momento determinados. Las cámaras multiespectrales que se montan en los drones son de pequeñas dimensiones y pueden llegar a tomar valores de hasta 6 bandas de espectro diferentes. Con este tipo de cámaras vamos a ser capaces de captar la red edge (0,68 a 0,75 micras) y el infrarrojo cercano (0,75 a 1,7 micras).
- Termográficas. Las cámaras termográficas profesionales han abierto aún más el abanico de posibilidades para las inspecciones aéreas de grandes superficies. Su funcionamiento se basa en la detección y medición de la radiación infrarroja (calor) que emiten todos los cuerpos. Los usos más habituales suelen encontrarse en la inspección de infraestructuras, el diagnóstico de paneles solares y tendidos eléctricos, la detección de fugas térmicas en edificios, así como el diagnostico de grandes extensiones agrícolas. Así, las cámaras termográficas permiten medir la temperatura de los cultivos y detectar, por ejemplo, situaciones de estrés hídrico. Hay que apuntar que la mayoría de fabricantes disponen de una versión térmica y una versión termográfica de sus dispositivos. Ambas son capaces de detectar radiación infrarroja térmica, pero solo las termográficas son capaces de medir la temperatura absoluta en cada pixel. Esto es fundamental para detectar cambios de temperatura en una superficie y, lo que es más importante, clasificarlos de acuerdo al rango de temperaturas medidas. Los sensores térmicos permiten la detección de personas o animales de forma rápida en sitios de difícil acceso. Son capaces de identificar puntos de calor, incluso cuando la diferencia entre el entorno y el foco a detectar es de unos pocos grados. Por este motivo son muy interesantes sus prestaciones en materia de seguridad, asistencia en catástrofes y misiones de salvamento humanitario. De la misma manera, la termografía con dron es también de gran ayuda en la prevención y vigilancia de incendios, así como en el estudio y protección de especies vegetales y animales en peligro de extinción.
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